Anteriormente se llamó Zush.

Evru ha creado un mundo a caballo entre el sueño y la vigilia, el pensamiento y la intuición, la razón, el espíritu y la ciencia.

Con un proyecto creativo pleno de paradojas y contrastes, Evru reúne con su arte conceptos y aspectos formales que a menudo se consideran opuestos, como la tecnología y la artesanía más compulsiva y directa. Mapas físicos y mentales, gráficos digitales, collage con objetos, videoarte, performance... todo cabe en la obra de este artista que compromete su corazón y su fuerza en la creación continua: es una catarata y un volcán a la vez.

 

En su estudio de Sarriá, Evru vive y crea en un continuum sin interrupciones: duerme, come, pinta, engancha, escucha, riega las plantas, mira. Para él no existe la palabra «desconectar». Por este motivo asume el riesgo de estar siempre a la intemperie, poniendo en juego su personalidad, sus recursos como artista e incluso su físico.

 

Para crear, Evru se lo juega todo. Cree que todo el mundo puede ser portador de arte, y dice que «la estrella es la obra, no quién la ha traído al mundo».

 
Con esta mezcla de inocencia, sensibilidad y humildad, se dirige al mundo como «portavoz de la obra que trae».