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Sempiterno Escher

Escher por más que lo veamos, no deja de sorprendernos.

El Palacio de Gaviria le dedica una retrospectiva.
Este mes de febrero Madrid se convierte en hervidero de exposiciones; para los que nos acercamos a la capital, se nos hace muy difícil seleccionar aquello que es más relevante. En el caso de este artista matemático, cargado de una imaginación extraordinaria se me hace imposible dejarlo de lado. Diría que es necesario conocerlo y para el que lo conoce, redescubrirlo.

Madrid, 01/02/2017

Maurits Cornelis Escher. Mano con espejo reflectante, 1935. The Escher Foundation Collection. © 2017 The M.C. Escher Company The Netherlands

Maurits Cornelis Escher. Mano con espejo reflectante, 1935. The Escher Foundation Collection. © 2017 The M.C. Escher Company The Netherlands

Para los matemáticos es una fuente de inspiración constante y, matemático o no, cualquier espectador avezado puede encontrar en sus grabados siempre algo nuevo. Mañana abre sus puertas al público en el Palacio de Gaviria, recientemente abierto como espacio expositivo, una retrospectiva dedicada a Escher, artista de cuya obra y vida tenemos muchos datos pero que siempre parece reservarnos enigmas.

De origen holandés, comenzó a estudiar arquitectura, pero no destacó en sus estudios hasta que optó por cambiar de rumbo y formarse en diseño gráfico. Ambas disciplinas serían, con el tiempo, fundamentales en su trayectoria, tanto como el paisaje italiano y la Alhambra granadina, su gran fuente de inspiración. Visitar el monumento español supuso un cambio de rumbo en su obra, desde entonces más intelectual, más centrada en las imágenes interiores y en las teselaciones, y el otro momento fundamental en su trayectoria fue la gran exposición que Ámsterdam le brindó en 1954, una muestra que le permitió entrar en contacto con matemáticos y enriquecer sus trabajos desde perspectivas científicas.

El que hoy es uno de los artistas más atractivos para el gran público no fue, sin embargo, ni rico ni famoso en vida, y no pareció importarle: llegó a decir que el término artista le parecía embarazoso.

Bajo el comisariado de Mark Veldhuysen, responsable de la M.C. Escher Company, y Federico Giudiceandrea, un coleccionista experto en la figura de este artista, la exposición repasa su carrera a lo largo de siete secciones haciendo hincapié en las huellas mediterráneas (de Italia y de España) en su producción y en el amplísimo despliegue de recursos ópticos que utilizó.

Maurits Cornelis Escher. Belvedere, 1958. The Escher Foundation Collection. © 2017 The M.C. Escher Company The Netherlands

Se inicia repasando la impronta en sus grabados tempranos (fundamentalmente xilografías) y en sus dibujos sobre naturaleza del Art Nouveau a través de la figura de Samuel Jessurun de Mesquita, quien fue su profesor en la Escuela de Artes Decorativas y Arquitectura de Haarlem. Se basan en la observación minuciosa de la naturaleza – desde sus inicios le entusiasmó el paisaje italiano – y en una regularidad geométrica que también fue siempre su sello, y en estos primeros momentos se caracterizan, además, por su formato pequeño (crecería con el tiempo).

A continuación podremos ver sus Emblemata, los grabados que realizó para ilustrar un libro dedicado a los aforismos de Hoogewerff, inspirados a su vez en dichos flamencos anteriores de carácter moralizante, y los grabados experimentales que llevó a cabo dejándose inspirar por la Roma nocturna, los acantilados de Calabria y la arquitectura morisca amalfitana.